Supériorité

Dicen que el dinero no da la felicidad aunque, en el mundo del fútbol, está claro que ayuda a alcanzarla. Al menos si la entendemos como el hecho de ganar todo lo posible y llegar a mayo con serias opciones de levantar todos los títulos que empezaste a disputar en septiembre. De todos modos, es importante recalcar ese ayuda porque sin trabajo, sentido común e incluso suerte, todo proyecto se acaba viniendo abajo si sólo se rige por la ley del dinero. De ejemplos de clubes de enormes dimensiones que se hayan levantado durante los últimos años a base de importantes inyecciones económicas hay muchos aunque, curiosamente, pocos han acabado cumpliendo las expectativas. Sin duda, el PSG, que hace poco más de una semana ya se alzó con su cuarto título de Ligue 1 consecutivo, va camino de convertirse en una de estas excepciones. 


Creo que ese 0-9 al Troyes con el que liquidó su temporada de Ligue 1 fue la metáfora perfecta, la fiel representación, de lo que ha sido su exhibición de superioridad en una competición en la que no ha tenido rival. Nadie en Francia está a su altura, no hay equipo que se le acerque. Los problemas a inicio de campaña del Lyon, el irreconocible momento de forma del Marsella de Míchel o la irregularidad de un Mónaco que ya no tiene el nivel de plantilla que tenía años atrás han aumentado unas diferencias que quedan claras al ver la clasificación. Esos 25 puntos de ventaja respecto al segundo con ocho jornadas aún por disputar son una absoluta locura. 

Con el título en el bolsillo toca mirar de frente al objetivo ambicioso, al que realmente todos le dan más valor. Ese buen papel europeo que tanto se ha resistido parece estar cada vez más cerca. Costó, pero creo que Blanc ha conseguido lo que Pellegrini o Mancini no lograron en Manchester. El técnico francés ya demuestra haberle dado sentido a la galaxia que tiene por plantilla, ese grupo de estrellas que hasta no hace tanto jugaba los partidos importantes, los que marcan el devenir del curso, sin ser ese equipo compacto que sí es ahora. Y la clave ha sido, pese a los nombres que el PSG tiene en el apartado ofensivo, el equilibrio que hay en el centro del campo. Motta, a sus 33 años, se ha convertido en uno de esos maestros del fútbol de los que se aprende semana tras semana. Menos refinado, obviamente, que Xavi o Pirlo en sus últimos años en el Barça o en la Juve pero igual de inteligente y eficaz. Ideal para el fútbol que practica su equipo y para acompañar al motor que es Matuidi y al director de orquesta en el que se ha convertido Verratti. Con esos tres, además de lo que aportan Rabiot, Pastore o Stambouli desde el banquillo, todo es mucho más fácil. Y con Di María por delante, claro. Ese pedazo de jugador del que se debería de hablar más por Madrid cuando recuerdan la temporada de la Décima. Se salió. 


De todos modos, está claro que el conjunto de Blanc tiene más. Para empezar, tiene un delantero sueco de 34 años del que se lleva hablando una década por ser espectacular en todo lo que hace pero que nunca había generado tanto para sus equipos. Zlatan sigue siendo ese 9 fijo, sin movilidad pero capaz de ser igualmente determinante a 30 metros de portería, pero ahora, además de esos 35 goles que lleva, también busca espacios y apoya para recibir y seguir jugando. Y no está solo, porque el Ibra más colectivo suele ir acompañado de un Lucas que te mata en carrera y de un Cavani que, juegue en su posición natural o no, siempre suma. Y atrás lo de siempre. David Luiz y Thiago Silva, acompañados de un portero cada vez más fiable (empezó la temporada dejando muestra de inseguridad), y de unos laterales compensados gracias a la explosividad de Van der Wiel o Kurzawa y la experiencia de un Maxwell que falla muy poco, forman una zaga que, al fin y por lo que hemos visto en Champions, ya no es sólo esa defensa útil en Ligue 1 pero frágil en Champions (el partido contra el Barça del año pasado en el Parque de los Príncipes supuso un importante punto de inflexión). 


El City es el rival perfecto para los cuartos de Champions. Será una eliminatoria ideal para poder comprobar esas dos versiones de equipos formados a partir de millones. Y no digo que vaya a ser fácil para los franceses, pero viendo el tiempo que tendrán para preparar esos dos partidos, el nivel al que vienen jugando y el estado de un City que con Pellegrini se hunde en los partidos TOP creo que son más favoritos de lo que puede parecer. Estar en semis o no, esa es la cuestión. Esa meta de poder competir con los cuatro mejores del continente marcará el éxito de un equipo al que el día a día en su país se le queda pequeño. La temporada no ha hecho más que empezar para este temible PSG y todo apunta a que, por primera vez, habrá opciones de premio histórico en mayo. Veremos.  

This entry was posted on 21/3/16 and is filed under ,,,,,,,,,,,,,,,,,. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

Leave a Reply