Y llegó el día, la cita que todos esperábamos con ansia por la grandeza de esa final de UEFA Europa League que hoy disputan Liverpool y Sevilla. Un partido que bien podría ser de Champions y que enfrentará a dos pequeños monstruos con ganas de convertirse en gigantes. Historia, amor por ambos escudos y fútbol. Por todo ello es un choque brutal. Por todo ello sé que no defraudará. Y si alguien duda de ello, que encienda el televisor poco antes de que el árbitro ordene el comienzo para emocionarse con el ambiente de unas gradas repletas de pasión de principio a fin. ¡Qué dos aficiones se han ido a juntar!
Tercera final consecutiva. Se dice pronto. Y es que lo del Sevilla en la segunda mayor competición europea es una historia de amor que parece que nunca acaba y que comenzó hace justo 10 años, ante aquel Middlesbrough de Hasselbaink, Rochemback o Viduka que, por cosas de la vida, el año que viene volverá a la élite absoluta del fútbol inglés. Desde entonces, Espanyol, Benfica y Dnipro han sido las víctimas de un club hispalense que conoce a la perfección el torneo. Todas acabaron bien y en todas era, antes de que rodara el balón, favorito. Pero lo de esta noche, independientemente de cómo acabe todo, ya es diferente.
Diferente porque creo que, por una vez, los de Emery no son favoritos. Diferente porque la igualdad es máxima y resulta dificilísimo decantarse por uno de los dos conjuntos. Y diferente porque el propio Liverpool no es esa especie de cadáver que llevábamos ya demasiados años viendo sin la confianza de que lograra encadenar varias semanas a un buen nivel. Los ingleses, con Klopp, quieren volver a ser lo que eran. Y, en cierto modo, ya lo están consiguiendo.
Pero centrémonos más en lo futbolístico, que es lo que decantará lo que suceda hoy en el Estadio St. Jakob-Park de Basilea a partir de las 20:45. Ambos llegan a la final tras ganar fácil en la vuelta de sus eliminatorias, aunque tanto Sevilla como Liverpool sufrieron cuando tuvieron que jugar fuera de casa frente a Shaktar y Villarreal, respectivamente.
No creo que el presente curso haya sido el mejor año de los de Emery pero, sobre todo en Europa, han logrado mantener la solidez de temporadas pasadas, donde fueron más regulares fuera de casa. Este Sevilla, eso sí, ha crecido tácticamente. El 4-2-3-1 funciona cuando Banega se convierte en protagonista y encuentra a un Gameiro que vive un momento dulce, muy dulce. Probablemente ahí esté el partido. Pese a ello, dudo que, por las características de N'Zonzi i Krychowiak, vaya a salir a dominar a través del balón en el centro. No lo suele hacer porque sacrifica a un Banega que debe retrasar demasiado su posición y hoy, ante Milner y Emre Can, técnicamente superiores, tampoco se espera.
En Ucrania, el Sevilla sufrió algo que no es nuevo en la 2015/16 para ellos. Desamparó en exceso durante muchos tramos a sus dos pivotes y hombres rápidos como Marlos encontraron espacios peligrosos. Para solventarlo, en el Pizjuán jugó Coke por delante de Mariano, algo que creo que hoy volverá a suceder. Menos capacidad de generar ocasiones con balón pero mayor seguridad y menos miedo a que Coutinho, Lallana o Firmino desequilibren por banda.
La clave para los hispalenses estará en robar en zona de creación del Liverpool ya que, en un partido de tanta tensión se hacer realmente complicado provocar daño por dentro y con balón. A partir de ahí, explotar la velocidad de Kevin frente a dos centrales que no destacan precisamente por ser veloces y desgastar así al conjunto inglés. Ojo con la entrada desde el banquillo de Konoplyanka para romper en un costado (me extrañaría muchísimo que comience de inicio), de Iborra para cerrar en el medio o descolgar balones y de Llorente como última opción si el partido se complica. Atención también a la salida con balón desde atrás cuando el Sevilla deba hacerlo. A Klopp le gusta buscar el error rival en esas situaciones y, con él, esa presión ordenada, intensa y arriesgada que apadrinó con el nombre de Gegenpressing suele funcionar.
Pocos imaginaban, hace 6 o 7 meses, que el Liverpool acabaría disputando la final de una Europa League que parecía que estaba dispuesto a tirar para centrarse en Premier. Con Rodgers, el equipo no despegaba. Las mejoras de un domingo se convertían en problemas tres días después y así es imposible devolver a un club históricamente tan grande al lugar que creemos que debe ocupar. Pero llegó Klopp y, adaptando su forma de ver el fútbol que le hizo triunfar en Alemania, consiguió evolucionar jornada tras jornada. Jürgen ha dotado a la plantilla de un ritmo que antes no tenía y la moral ha crecido exponencialmente. Cada vez crean más peligro con balón y muestran mayor equilibrio gracias, fundamentalmente, a hombres como Emre Can o Milner, a los que espero juntos en la medular por peso en el equipo y capacidad de reconvertirse a medida que pasen los minutos.
Todo parece ir rodado por Anfield, hasta el punto de que a pesar de la sanción por presunto dopaje de un Sakho que más que un central consolidado era un parche, Klopp ha encontrado en Kolo a la solución para el final de temporada. Y arriba, gracias a ese empujón de confianza que comentábamos, todo se ve con más claridad. Firmino, que ya había encadenado buenos periodos, y Coutinho parecían indiscutibles pero el resto no acababa de aparecer a causa de lesiones o bajo rendimiento. Pero los sensacionales partidos que cuajaron todos frente a Borussia o Villarreal (también en partidos importantes en Inglaterra como Everton o City) hacen que el apartado ofensivo también llegue con menos dudas. Me decanto por Lallana para acompañar a los dos brasileños y por Sturridge en punta, más por la reciente lesión de un Origi en el que Jürgen confía desde el principio que por rendimiento real.
Centrocampismo, como en la mayoría de grandes finales, es la palabra que podríamos utilizar como elemento clave para decidir al campeón. Quién logre salir victorioso de ese choque de peso en el medio y encuentre con precisión a sus hombres determinantes cerca del área tendrá mucho ganado, aunque ya se sabe que en enfrentamientos así ni dominar todos los apartados del juego te convierte en vencedor. Quizás la épica sea la encargada de decantar finalmente la balanza, quién sabe. De hecho, ambos la conocen bien y ya nos han regalado auténticos recitales no aptos para cardíacos en más de una ocasión. Lo que sí es seguro es que podremos disfrutar de un verdadero espectáculo en el que el fútbol fácilmente saldrá victorioso. Como nos gusta.
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| Mi predicción de los XI iniciales de la final |
En Ucrania, el Sevilla sufrió algo que no es nuevo en la 2015/16 para ellos. Desamparó en exceso durante muchos tramos a sus dos pivotes y hombres rápidos como Marlos encontraron espacios peligrosos. Para solventarlo, en el Pizjuán jugó Coke por delante de Mariano, algo que creo que hoy volverá a suceder. Menos capacidad de generar ocasiones con balón pero mayor seguridad y menos miedo a que Coutinho, Lallana o Firmino desequilibren por banda.
La clave para los hispalenses estará en robar en zona de creación del Liverpool ya que, en un partido de tanta tensión se hacer realmente complicado provocar daño por dentro y con balón. A partir de ahí, explotar la velocidad de Kevin frente a dos centrales que no destacan precisamente por ser veloces y desgastar así al conjunto inglés. Ojo con la entrada desde el banquillo de Konoplyanka para romper en un costado (me extrañaría muchísimo que comience de inicio), de Iborra para cerrar en el medio o descolgar balones y de Llorente como última opción si el partido se complica. Atención también a la salida con balón desde atrás cuando el Sevilla deba hacerlo. A Klopp le gusta buscar el error rival en esas situaciones y, con él, esa presión ordenada, intensa y arriesgada que apadrinó con el nombre de Gegenpressing suele funcionar.
Pocos imaginaban, hace 6 o 7 meses, que el Liverpool acabaría disputando la final de una Europa League que parecía que estaba dispuesto a tirar para centrarse en Premier. Con Rodgers, el equipo no despegaba. Las mejoras de un domingo se convertían en problemas tres días después y así es imposible devolver a un club históricamente tan grande al lugar que creemos que debe ocupar. Pero llegó Klopp y, adaptando su forma de ver el fútbol que le hizo triunfar en Alemania, consiguió evolucionar jornada tras jornada. Jürgen ha dotado a la plantilla de un ritmo que antes no tenía y la moral ha crecido exponencialmente. Cada vez crean más peligro con balón y muestran mayor equilibrio gracias, fundamentalmente, a hombres como Emre Can o Milner, a los que espero juntos en la medular por peso en el equipo y capacidad de reconvertirse a medida que pasen los minutos.
Todo parece ir rodado por Anfield, hasta el punto de que a pesar de la sanción por presunto dopaje de un Sakho que más que un central consolidado era un parche, Klopp ha encontrado en Kolo a la solución para el final de temporada. Y arriba, gracias a ese empujón de confianza que comentábamos, todo se ve con más claridad. Firmino, que ya había encadenado buenos periodos, y Coutinho parecían indiscutibles pero el resto no acababa de aparecer a causa de lesiones o bajo rendimiento. Pero los sensacionales partidos que cuajaron todos frente a Borussia o Villarreal (también en partidos importantes en Inglaterra como Everton o City) hacen que el apartado ofensivo también llegue con menos dudas. Me decanto por Lallana para acompañar a los dos brasileños y por Sturridge en punta, más por la reciente lesión de un Origi en el que Jürgen confía desde el principio que por rendimiento real.
Centrocampismo, como en la mayoría de grandes finales, es la palabra que podríamos utilizar como elemento clave para decidir al campeón. Quién logre salir victorioso de ese choque de peso en el medio y encuentre con precisión a sus hombres determinantes cerca del área tendrá mucho ganado, aunque ya se sabe que en enfrentamientos así ni dominar todos los apartados del juego te convierte en vencedor. Quizás la épica sea la encargada de decantar finalmente la balanza, quién sabe. De hecho, ambos la conocen bien y ya nos han regalado auténticos recitales no aptos para cardíacos en más de una ocasión. Lo que sí es seguro es que podremos disfrutar de un verdadero espectáculo en el que el fútbol fácilmente saldrá victorioso. Como nos gusta.