Saltar barreras

Sucedió lo que en febrero todos esperaban que sucedería. Tras 38 jornadas de competición y con la victoria de hoy en Granada, el Barça se proclama campeón de una Liga que llegó a parecer sentenciada y poco disputada. Pero en esto del fútbol nada puede darse por hecho hasta que no se convierte en una realidad, y ese desplome en abril equilibró de nuevo la carrera por el título de la regularidad. Ese que gana el equipo que mejor esta en el global de una campaña y que menos falla, tanto en días grandes como en citas que, a priori, no parecen peligrosas. Ese que, como en la anterior edición, ha ganado el conjunto de Luis Enrique. Y con total merecimiento. 



39 partidos aguantó este Barça sin perder. 39 choques que sirvieron para darle esa sensación de superioridad sobre el resto que debe consolidarse en mayo y no en Navidades. Y fue esa misma sensación la que desubicó al equipo cuando, después de perder contra el Madrid en el Camp Nou, los de Luis Enrique no levantaron cabeza y acabaron fuera de esa Champions tan difícil de revalidar. Pero el fin del papel blaugrana en Europa no fue lo peor, porque el título liguero, que ya parecía estar en el bolsillo, volvió a apretarse. Madrid y Atlético otra vez encima, ambos con la moral por las nubes y tú con la duda de si el esfuerzo de haber mantenido ese nivelazo durante tantos meses acabaría sirviendo de algo. 

Al fútbol no sólo se juega con los pies. El factor psicológico es siempre fundamental y, aunque costó, el Barça logró volver a recuperar esa mentalidad ganadora esencial si quieres acabar levantando trofeos. Con ello bastó. Los jugadores no han vuelto a estar, creo, al nivel con balón que sí tenían antes del bajón salvo en tramos muy aislados de algunos partidos, pero el hambre de seguir siendo el club a batir ha llegado a hoy, 14 de mayo, intacto. Menos brillantez pero la misma intensidad que antes para buscar esta Liga y la Copa que se jugará contra el Sevilla para cerrar un curso que, de conseguirlo, cualquiera firmaría en pretemporada. Y todo ello con una plantilla corta y sin los recursos en el banquillo que necesitas si quieres tener opciones cuando las cosas se complican. 

Busquets ha llegado justito a estas últimas semanas, Piqué y Mascherano han sufrido más para defender con espacios las contras rivales y Neymar estuvo un mes perdido y sin ideas. Y todo ello en el tramo de la temporada en que se decide todo. Así, el equipo necesitaba algo diferente más allá de la magia de un Messi que llegó a apagarse con el resto de sus compañeros, algo que marcara diferencias cuando el juego no generaba las ventajas suficientes. Apareció Suárez y todos volvieron a sonreír. Leo volvió a liberarse y encontró en el uruguayo al socio perfecto para mirar a puerta cuando los defensas contrarios marcaban al 9 y para mirar al 9 cuando el rival trataba de frenarle a él. La Liga volvió a verse más cerca hasta hoy, día de rematarla. 



Por el Camp Nou sólo queda pensar en Sevilla antes de planificar lo que será el equipo a partir de septiembre en ese nuevo intento de asaltar todo lo que esté en juego, volver a batir a Madrid y Atlético en competiciones domésticas e imitar el rendimiento de ambos en la presente Champions. El primer reto, el que ya han alcanzado este año, requiere encontrar un sistema y una forma de entender el fútbol que funcione para llevarlo al máximo semana tras semana. El segundo, el de reinar en la competición más bonita y en la que hasta el mínimo detalle cuenta, necesita de estar preciso en cada acción, de que aparezcan tus mejores hombres y de superar al rival en los momentos de más tensión de las noches más grandes, tanto con tu afición como sin ella. Probablemente, esto último, lo que más le faltó al Barça en la eliminatoria contra el conjunto del Cholo Simeone, por ejemplo. 

Parece mentira porque ha pasado volando, pero la temporada llega a su fin, y lo hace con un Barça campeón de Liga tras sobreponerse a las adversidades, esas barreras que debes saltar si quieres que se te considere un equipo especial, diferente al resto y capaz de todo. Y lo cierto es que, en ese aspecto, el barcelonismo puede respirar con cierta tranquilidad porque, otro año más y mediante un juego menos colectivo de lo que nos tenía acostumbrados pero más fuerte en lo individual, este Barça las ha vuelto a saltar. 

This entry was posted on 14/5/16 and is filed under ,,,,,,,,,,. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

Leave a Reply