Perder para volver

Dicen que después de ganarlo todo necesitas encontrar algo que te motive para seguir triunfando y que debes avanzar y evolucionar para que nadie logre descubrir cómo derrotarte. Dicen que lo difícil no es llegar, sino mantenerte. Y bien, España se mantuvo. Porque ganó la EURO de 2008 tras muchos, muchísimos años de ser una más y de que las grandes selecciones la miraran por encima del hombro para luego culminar con el Mundial y repetir en la siguiente Copa de Europa para dejar claro, por si aún había alguna duda, que no había nadie mejor. 6 años ganando al máximo nivel son muchos años y Brasil 2014 corroboró esa necesidad de reinvención para seguir en la cima. No la hubo y los Casillas, Xavi, Iniesta, Ramos y  cayeron. Tocaba cambiar. Quizás no tanto de nombres, pero si de idea. Y hubo, comprensiblemente, cambio de nombres, pero no de idea. Hasta el pasado lunes, el día que significó el fin de una era. 


Del Bosque, ese seleccionador lo suficientemente inteligente para entender en su día que el camino que el equipo estaba llevando era el bueno y que no había que variar nada, dejó de estar acertado. Porque el batacazo del Mundial debería haber bastado para comprender que España era cada vez más fácil de batir. Presentó su lista para ir a esta EURO y sorprendió. Por primera vez incluía jugadores para apostar por un fútbol cada vez menos estático. Pero se quedó en un espejismo. República Checa, sin demasiados recursos, se atragantó a más no poder y sólo alguna genialidad de Iniesta escondió las carencias que la selección seguía teniendo. Turquía engañó. He visto pocos equipos defendiendo tan mal en la fase final de un torneo así como el dirigido por Tatih Terim, no hubo centro del campo y eso, ante un equipo con tanto talento, es un regalo. Pero España no había arreglado nada y lo vimos frente a Croacia a pesar de comenzar ganando. Descosidos por el centro, pocas coberturas en banda y muchísimas dificultades para correr sin balón. 2-1 y esperaba Italia. 

Me encanta Conte. Es de esos entrenadores que, sin magos del desborde o jugones en el centro del campo te montan equipos de lo más competitivos. Esta azzurra es el mejor ejemplo de ello. No está Pirlo, no está Verratti y los grandes 9 del pasado quedan demasiado lejos. Pero Antonio se agarra a una defensa de ensueño para estructurar, a partir de ahí, un ejército de soldados que saben perfectamente qué es lo que deben hacer en cada parcela del campo y en cada momento del encuentro. España, por lo contrario, se ahoga rápido. Y sufre porque sigue obsesionada en practicar un fútbol que ya todos saben como parar. Equipo en campo propio y a defender. Así es muy difícil legar a puerta. ¿La alternativa? Dejar jugar, impedir que el rival se meta en su área y otorgar espacios. Pero claro, para ello debes tener esa chispa física que te permita correr riesgos y jugadores eléctricos que rompan con balón. Lo peor es que todo ello estaba en esa lista de 23, pero Vicente no lo supo ver. 


Busquets, completamente anulado, no encontró ese punto de precisión que siempre le ha servido para quitarse a dos o tres rivales de encima al primer toque. Ramos estuvo fuera desde el primer partido, desconcentrado. Iniesta se vio solo cuando la cosa se puso mal y, sin él, a los demás les sucedió lo mismo. Los italianos, como los croatas en muchos tramos del último partido de la fase de grupos, llegaron antes a todo y con Pellé y Éder encararon una y otra vez a Piqué y Ramos después de que La Roja perdiera balón tras enviar directo desde atrás en busca de un Morata que poco iba a hacer con los monstruos de Bonucci, Chiellini y Barzagli encima. Lección táctica recibida y para casa. 

Un error, el que costó el fracaso mundialista, puede permitirse. Dos no. Y más viendo el nivel de exigencia al que está expuesta esta selección, un combinado que a día de hoy está mucho más lejos de lo que era en 2010, aunque muchos no lo vean. O no lo quieran ver. Por eso creo que hasta aquí debe llegar el camino de Del Bosque al frente de una selección que debe experimentar cosas nuevas. Y sí, como sucedió después de que Francia pasará por encima de España en Alemania 2006, muchos nombres deben permanecer. De hecho, la base debe ser la misma. Pero es turno de que los Thiago, Nolito, Morata, Saúl o Bellerín tengan una oportunidad para enseñarnos que la selección puede volver a sorprender. Y como ya sucedió tras aquel partido en el que Zidane truncó el sueño de España, lo normal sería que esta derrota ante Italia sirviera para aprender qué cosas hay que cambiar para volver a lo más alto. 

Fotos: Atlantico.net

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