Criticar los aspectos del juego después de una derrota puede ser oportunista. Decidí no escribir sobre el United tras partidos como el 1-2 ante el City de hace apenas un mes, la derrota en el campo del Feyenoord en su debut europeo o el descafeinado empate que arañaron de Anfield el pasado lunes. Pero hoy los red devils ganaron, y lo hicieron con un resultado contundente. Pero a la vez tramposo. Mucho. Porque ese 4-1 a un desalmado Fenerbaçe no esconde, al menos para mí, los puntos débiles de un conjunto que seguirá sufriendo lo que no está escrito para imponer su fútbol en partidos de nivel. Como mínimo hasta que algo cambie.
Traer a Pogba, a Mkhitaryan o a Ibrahimovic para no encontrar tu identidad. No hablaré de precios de traspaso o de sueldos, pero eso es justo lo que ha hecho el club de Inglaterra que más desea volver a ser lo que fue y que más presión tiene para lograrlo. Y con un entrenador que, precisamente, jamás mostró problemas para plasmar en sus plantillas lo que creía que más convenía. Mourinho, quizás por primera vez en su carrera y tras una segunda etapa en Londres que ya destapó las primeras dudas, parece no encontrarse.
Llevamos dos meses de campaña y aún no hemos visto cuál es el plan. Porque recursos hay, pero sin una guía que seguir no sirven para nada. Y es que han mejorado línea por línea: Bailly, a pesar de esos errores puntuales de concentración tan suyos, mejora a Phil Jones o Blind. Pogba y Mkhitaryan te ofrecen el desequilibrio y el talento para combinar en parcelas en las que antes no rompías y Zlatan sigue siendo delantero de los que marcan diferencias. Pero no hay una puesta en común.
Van Gaal lo probó con Schweinsteiger y Mourinho sigue queriendo creer que Fellaini algún día dará el paso. Pero el tiempo corre. Las decisiones en la creación deben recaer sobre alguien completo con balón y que no pierda el sitio sin él. Alguien como Ander (o Juan Mata viniendo de posiciones algo más adelantadas) acompañado de ese buen escudero que parece no existir en el grupo. Porque Pogba no es hombre para jugar ahí. Paul necesita libertad. Esa libertad que le dieron Pirlo y Marchisio en Turín y que le permitía centrarse en encontrar metros para correr. Ahí es donde hace daño y ahí es donde el resto puede beneficiarse. Porque si Mourinho consigue que el francés sea protagonista, los demás se convertirán en actores de reparto de lujo. Habrá más espacio en banda para que Rashford tenga que dejar de inventarse jugadas en solitario para demostrar que tiene presente y un futuro descomunal. Habrá espacio para que Lingard siga creciendo. Habrá espacio para que Martial justifique lo que costó e incluso para que Depay tenga esa segunda oportunidad que, por lo que dejó ver en Holanda, quizás merece. Y todo acabará desembocando en lo mismo: gol. Y es que con Zlatan, tarde o temprano, el gol siempre llega.
Quizás el reto para José sea, por una vez, centrarse en arreglar el apartado ofensivo y no el defensivo. Triunfó con un Porto incasable en la presión y cómodo a la contra. Triunfó con un Chelsea físicamente poderoso en el que supo trasladar con éxito lo que le había funcionado en Portugal. Triunfó con un Inter en el que plasmó una filosofía basada en el sacrificio defensivo y el orden táctico. Y triunfó (recortarle distancias a aquel tremendo Barça es un triunfo) con un Madrid al que enseñó a sentirse a gusto esperando a los rivales importantes para volar al espacio después. Pero esta vez el cuento es distinto. Esta vez, más allá de fallos poco trabajables en entrenamientos, el problema está en la medular. Y sí, ya hemos visto a este United metido demasiado atrás, dando muestras de ahogarse y viendo como el De Gea más maduro salva una y otra vez los muebles. Por eso necesita manejar balón con criterio. Para oxigenar y pensar ya en meta rival después. Ese es el verdadero reto de José y la duda ahora es si sabrá gestionarlo.
Fotos: Sky Sports y Mundo Deportivo
Fotos: Sky Sports y Mundo Deportivo