De un llegador total como Matthaüs al peso reciente en el fútbol germano de un todocampista como Schweinsteiger pasando por Michael Ballack, Kroos o el invento de Guardiola con Lahm en la medular. La exitosa y larga cronología del fútbol alemán está plagada de grandes centrocampistas de estilos muy diferentes. Generaciones de talento que tocaron la cima en 2014 logrando el cuarto Mundial para un país que vio a su selección practicar el mejor fútbol de su historia. Pero, ¿y después? Phillip se retira, Bastien ya no pasa por su mejor momento y tanto Götze como Özil parecen no cumplir aquellas expectativas que prometían una compañía ofensiva de lujo para Toni. Hay algo más.
Probablemente ninguno de los anteriormente citados logró ser, a los 21 años, tan completo como Julian Weigl. De hecho, todos ellos fueron o son especialistas en uno o varios aspectos del juego pero nadie dominó tantas parcelas con su mejor versión. Y Julian tiene mucho que mejorar, pero semana tras semana deja claro que lo suyo apunta a líder de un centro del campo grande de aquí a no tanto. Porque hace de todo. Ofrece siempre opción de pase al central que sale jugando, toca rápido para entregar con ventajas y corrige errores de sus compañeros para que el Dortmund no acuse las pérdidas de balón en zonas comprometidas.
Tuchel cogió las riendas de un equipo que había perdido la ambición y, sin variar en exceso las ideas que un día coronaron a Klopp, le volvió a dar vida. Y al principio se le criticó. Porque sentar a hombres como Bender, Kehl o Castro para convertir a un adolescente en el cerebro de un proyecto que debía conseguir resultados lo antes posible era arriesgado. Pero funcionó. Con Weigl, Gundogan se liberó y volvió a ser él. El Dortmund volvía a volar con balón al ritmo de aquella temporada 2012/13 que casi acaba en gesta en Wembley. Hasta hoy.
Ya pocos dudan de lo bueno que Julian será si, además de todas esas virtudes que exhibe, se endurece en acciones de choque cuando está menos acompañado. Ya pocos dudan de que, sin él, el plan de Tuchel pierde sentido y se vuelve más vulnerable tanto con balón como cuando toca recuperarlo. Tiene 21 años pero es más inteligente que la mayoría de pivotes de 30 y ya es ese estilo de jugador que todo equipo aspirante al máximo necesita para que las individualidades brillen y lo colectivo gane. Weigl es ese Busquets que permitió a Iniesta y Xavi encargarse única y exclusivamente de encontrar a Messi en el mejor lugar posible. Weigl es el Casemiro que salvó a Zidane el año pasado sin destacar tanto en lo físico pero con mucho más criterio. Weigl es la pieza que probablemente Arséne Wenger lleva años buscando. Weigl es la frescura de Verratti y el saber estar de Motta. Sin tanta experiencia pero con un potencial enorme. Y podría seguir dando ejemplos. Pero creo que ya vais entendiendo lo que Julian es. Y mejor aún: lo que puede llegar a ser.